Decidimos
irnos de la ciudad, vivir nuestro amor lejos del bullicio, del estrés, no había
nada que nos detuviera, familia, amigos, trabajo.
Revisamos
el mapa, ya sabíamos a dónde queríamos llegar, elegimos vivir cerca del mar.
Nuestro plan era sencillo, subir nuestras cosas a la camioneta, además del
equipo para acampar y llegar a Barra de Navidad, un pequeño pueblo pesquero,
aislado, poco visitado. Nuestro amor nos hacía sentir invencibles,
despreocupados.
Nunca
pensamos que la carretera estaría en tan malas condiciones, ni que las curvas
para llegar fueran tan cerradas. Lo último que recuerdo son las luces del
camión de pasajeros, un fuerte golpe y luego el silencio, luces de colores, el
pasto frío, oscuridad.
En
esa curva hay 42 cruces, algunas con flores de plástico, otras con veladoras,
algunas visitadas con frecuencia, otras
olvidadas. Para nosotros no hay cruces, nadie notó nuestra ausencia, nadie lloró
nuestra muerte.
Escrito por Claudia Liz Flores
(Microficción para Convocatoria On the Road)
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