Estaba cansada de ir sentada, sentía que la línea de sus
pompis había dejado de existir - maldito carro incómodo- pensó, después de tres
días de viaje su destino aún se veía lejano. Y así era, no tenía ni la
menor idea de a dónde ir, sólo sentía
una inexplicable necesidad de seguir en
movimiento, de no apegarse demasiado a los lugares o las personas.
La verdad era que le temía a la pérdida, a las ausencias, lo
único que le daba seguridad era su soledad y el descubrimiento de lugares desconocidos.
Escrito por Claudia Liz Flores
(Microficción para Convocatoria On the Road)
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