Una noche Cali caminaba por la playa y
vio a lo lejos un cuerpo inerte, corrió en su ayuda y encontró a un hombre
desnudo, de piel pálida con el cabello oscuro, muy atractivo…se sonrojó al
imaginarse junto a él, pero ignoró sus
pensamientos pues necesitaba fuerza y concentración para sacarlo del
mar… al levantarlo percibió que lo aquejaba un dolor muy intenso, sintió
lastima por él y lo llevó a su casa, le puso ropa, comida, bebida, le tendió
una cama para que descansara y lo cuido toda la noche hasta que despertó.
Cuando Luthien abrió los ojos y vio a
Cali, sintió como algo dentro de su pecho se movía rítmica y aceleradamente,
también sintió calor en las mejillas y extrañamente húmedas las manos, y
calor…mucho calor. Eran sensaciones desconocidas para él, pero muy
embriagantes. Se dio cuenta de que podía escuchar los pensamientos de Cali, le
intrigaban sus fantasías, sentimientos y el alcance de su imaginación…que
además estaba llena de situaciones que se percibían como reales.
Los días transcurrían, la magia casi
llegaba a su fin y Cali cuidaba de Luthien con esmero y dedicación, se estaba
enamorando de su extraño, pensaba en él durante el día y cuando se iba a su
cama, entre las sábanas fantaseaba con sentir por todo su cuerpo al hombre que
llego del mar, sus besos, sus caricias, su calor. Luthien percibía en él una
creciente fascinación y necesidad de permanecer a lado de esa humana…también
era capaz de sentir de corazón?
La última noche había llegado, Cali
había salido a comprar cosas para la cena, velas, carne, vino, estaba muy
ilusionada y feliz pues se sabía correspondida, Luthien le había expresado su
adoración y ella había imaginado su vida entera junto a él…esa noche harían el
amor.
Cuando ella regreso a su casa el
hombre del mar se había marchado…sin dejar un mensaje o una pista de su
paradero. El estaba parado a la orilla
del mar, podía sentir en su boca el sabor de la brisa marina que se mezclaba
con sus lagrimas… escuchaba a lo lejos los pensamientos contrariados de su
amada y su desesperanza al sentirse abandonada, pero Luthien había tomado la
decisión de alejarse eternamente antes que verla convertida en una estatua de
sal.
Escrito por
Claudia Liz Flores
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