Su cuerpo le daba mucha curiosidad, además se estaba
transformando tan rápido que a veces sentía que de una noche a otra, le habían
cambiado la funda de piel. Se observaba desnuda frente al espejo, el cuello,
sus pechos, su cintura y la muy marcada cadera. Sentía que en general tenía una
buena forma, ya que no era ni muy gorda ni muy flaca, tenía carne dónde debía
haber, o eso creía ella.
De tanto verse y
descubrirse frente al espejo, notó que su seno derecho era más pequeño que el
izquierdo, y eso la incomodaba, cuando se acordaba, obvio no era algo que le
robara el sueño. En días calurosos, de blusas sin mangas, de telas delgadas, se
preguntaba si todos podían notar que el izquierdo era mucho más grande.
Hoy hacía mucho calor y
sólo sus tetas ocupaban sus
pensamientos. Empezó a preguntarse si el crecimiento inusual de uno, era debido a que su novio sólo tocaba él que
le quedaba más a la mano cuando la besaba, cuando apañaban. Decidió poner más
atención a los detalles del faje la siguiente vez que estuvieran juntos. Le
pediría que le tocara más el lado derecho, por lo menos hasta que se
emparejaran.
Resultaba algo tonto,
pero él, generalmente era comprensivo, y aunque estaba segura que se reiría de
ella, le haría ese favor, y si no, pues se buscaría un novio zurdo, uno al que
no tuviera que pedirle que tocara su
pecho derecho, que lo hiciera por comodidad.
El novio que no era
zurdo se acercaba por la calle, la saludaba de lejos, sonriéndole coquetamente.
Ella se emocionó y pensó que de ser ambidiestro, sería perfecto.
Claudia
Liz Flores
Que jocoso.. un novio ambidiestro que "amase" las dos tetas por igual
ResponderEliminarAsí es, sin hacer ninguna diferencia ;D
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