Tenía
bloqueo de escritor, así que salí a caminar por el bosque y entonces la vi. Era
una figura de piedra hermosa con cabellera larga y ondulada, sus rasgos eran
femeninos, sus labios gruesos parecían sonreír maliciosamente, de ojos grandes
y felinos, con nariz pequeña algo afilada, vestía una túnica y de su espalda
sobresalían unas alas extendidas, en sus brazos podías ver las venas resaltadas
y sus manos empuñadas, escondiendo algo. Se notaba que era antigua, estaba
oscurecida por la humedad y algunas plantas florecían de su base. Estaba justo
en el claro del bosque que había visto desde mi cuarto. Sentí
un escalofrío al percatarme de 5 figuras más, pequeñas estatuas infantiles en
cuyos rostros se percibía decepción y desencanto, rodeaban al “ángel” y lo veían
fijamente desde todos los ángulos posibles.
Estaba
intrigado por su origen y para mi fortuna mañana vendría el ama de llaves,
tenía muchas preguntas que hacerle. Había encontrado la inspiración para mi
siguiente novela.
Claudia Liz Flores